Dirigida por Víctor Erice, esta película (o más bien documental) nos muestra, paso a paso, el proceso de creación de un cuadro del artista Antonio López García, un hombre dedicado a la pintura y la escultura.
Se trata de una película tranquila, y muy lenta. Y esto ocurre por los planos y las escenas excesivamente largas, a lo que se une la impecable tranquilidad y paciencia con la que el artista trabaja en su obra. Y es que el director no quiere introducir en este documental nada que interfiera con lo que quiere mostrarnos: cómo Antonio López pinta sus cuadros. En casi toda la película, además de escenas cotidianas de su familia, lo veremos haciendo eso, pintando el lienzo, ya sea lloviendo o de noche. Veremos cómo su espíritu perfeccionista lo llevará a repetir su obra, incansable.
Resumiendo: esta película nos muestra lo que es ser un verdadero artista: paciencia, constancia, pasión e ilusión. Y eso es lo que demuestra Antonio López en cada uno de los trazos que realiza de su membrillo
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